domingo, 20 de mayo de 2007

Interludio


Definitivamente ya no hay nada que hacer. el daño caló hondamente en las entrañas de la memoria y las neuronas no resistieron más. Como último suspiro, y desesperadas ante la situación, decidieron pedir ayuda al corazón. Éste dasarraigado y profundamente enajenado, no fue capaz de dar algún escape. La situación era dramática. ¿Qué hacer?, corrían desesperadas de un lado a otro, gritaban, se interrogaban las unas a las otras, mientras el corazón y sus venas observaban la calamidad. Pero haz algo!!! - le increpaban- lo siento ya es demasiado tarde...
Una mañana despertó con el corazón oprimido y con los pensamientos desgajados, creo que esa fue la peor mañana. todo confabulaba en su contra, las nubes, el viento, las sombras y el tiempo. Estaba atada y el verdugo era ella misma. nadie dijo que esto sería fácil, nadie dudó un segundo en lo que se propondría... pero nadie imaginó el desenlace de su vida.

jueves, 17 de mayo de 2007

Amenaza.

Cuadro: Niña- Mujer
por: Manati


Al parecer era un día normal, sin embargo, algo pasó y en un instante se apagó la luz... en el fondo del salón -tras una tenue iluminación que provenía del exterior- se podía divisar una pareja que conversaba. De pronto esa pareja ya no estaba sola, sino que rodeada de personas de todas las clases posibles, gentes basuras, gentes inteligentes, gentes envidiosas, gentes egoistas, existencialistas, comunistas, anarquistas, dicatadores, amantes, sinvergüenzas, leales, honestos, humildes, fanfarrones, santas, prostitutas, curas, pedófilos, capitalistas, poetas, etc, etc.... Creo que formaban una clase de especie en extinción, pues al parecer cada uno intentaba luchar por sobrevivir y TRIUNFAR en este mundo. Esta apreciación, no es fortuita ni intuitiva, es absolutamente concreta y realista, pues se notaba a simple vista que entre todos ellos exitía una rivaidad muy grande. Primero, la forma en que se comunicaban... Segundo - se incluye dentro del primer punto- la forma en que se miraban. Tercero, la forma en que se evitaban y cuarto, la forma en que se dañaban. El cuadro era absurdo, no tenía ningún sentido, pero estaba allí. El salón ya no daba abasto. En eso alguien alzó la voz y preguntó -¿Qué sentido tiene comunicarse con un poeta?-. De pronto una voz muy familiar respondió -Que sentido va a tener pues, en este mundo el poeta se muere de hambre-. A ver, A ver! -alguien exclamó desde un rincón- Que importancia tiene el hecho de que el poeta se muera de hambre?. Por Dios hombre!!!!!! nadie tiene el derecho de morir de hambre!!!!!........???????)))(((()))(()())%&$"%&%&...... En ese preciso instante, cuando la discusión estaba tomanto tintes profundos, te distinguí entre la multitud. Quedé paralizada, impávida, no lo podía creer. Las voces se apreciaban cada vez menos, hasta que no las oí nunca más. Mi fijación llegó a límites extremos. No podía quitarte los ojos de encima... te moviste, mis ojos te siguieron, te seguiste moviendo y yo no podía dejar de mirarte... te veías tan hermoso, tan delicado, tan frágil, tan seguro, tan.... tan..... lleno de contradicciones, que lo único que pasaba por mi mente era abrazarte, besarte y sentirte. No me lo permitiste, al contrario, hiciste todo lo posible por alejarte, sentí que te estabas burlando de mi. veía como tu risa macabra me acechaba. Me apuntaste con el dedo, pasaste por encima de mi... y luego pediste perdón. En ese instante cogí un arma y la utilicé... Fin de la historia.

miércoles, 9 de mayo de 2007

Encuentro?

Estaba allí, sentada ad portas del Parque Bustamante. Sola, no triste pero si aburrida de tanto leer estupideces hasta que de pronto algo pasó. Sentí que por mi espalda corría una sensación.
Quedé paralizada. Volteé pero no vi nada. De pronto... nuevamente la sensación, pero esta vez vino acompañada de un susurro. Fue extraño, muy extraño. Entoces decidí caminar hacia el transporte público, eran aproximadamente las siete de la tarde y, sinceramente, el panorama era muy desalentador. NO queria ir a mi casa, no queria salir de ese lugar, sin embargo tuve que huir, sentí pánico, la sensación y el susurro fueron sinceramente amedrantadores, y preferí irme de aquel lugar...
Daba la casualidad, y cosa muy extraña por la hora digo, que en ese momento se estaba realizando un gran funeral. El carro mortuorio estaba muy adornado, y la totalidad de los acompañantes iban a pie. Mientras caminaba empezé a observar a los asistentes y me dio la impresión que algo había oculto. Alrededor del carrito habían tres mujeres -que no andaban de negro- que lloraban de una manera desgarradora, mientras dos niños corrían y gritaban alborotadamente alrededor de ellas. Las demás gentes que como yo transitaban por el lugar lo hacian con una total indiferencia , y no se detenian ni un segundo a observar el espectáculo. n ese momento pensé porqué la gente no lo ve???. yo a medida que me acercaba iba notando más y más detalles....
LA IDEA ES QUE QUIEN LEA ESTO CONTINUE EL RELATO COMO LE PLAZCA.....

II parte:
por José Mela
Su deambular por esas calles semanas antes alegres, le sugerían ciertas palabras,un par de frases, un roce de hombros, alguna risa al azar, un cabello largo y una espalda sinuosa pasando junto a el. Ahora, su camino no tenía destino fijo. Se pasaba las horas fumando de la misma cajetilla, girando la misma esquina, observando las mismas ventanas cerradas, los mismos coches de luces altas, pero, otras espaldas, otras risas le tocaban apenas...Un vidrio le devolvía su reflejo ojeroso e impaciente, su cabellera agitada,su barba incipiente. Horas buscándole en los bares del callejón; horas siguiendo las pistas de sus últimos encuentros a esas tantas de la tarde cuando el tedio la expulsaba fuera de sus paredes; minutos con su cabeza entre su pecho; meses tocándose los dedos sin pronunciar palabra, únicamente, devolvíanse la mirada, destrozaban cigarillos a medio acabar...Y otra vez, arrojarse a buscarla. Qué decirle después de días sin hablarle? qué gesto
ofrecerle? De nuevo a los espacios cotidianos, inútilmente marcar su número y que nadie descuelgue el auricular. Esta vez, un auto casi le atropella. Y es que en su agitación no se percató que venía. La vio salir del parque, a gran distancia,mas supo de inmediato que era ella con su expresión confusa, cruzados los brazos, viendo esos detalles que nadie más veía. Echó a correr, quiso gritarle, pero,en ese instante, por poco le coge la carroza fúnebre. Atónito, quedó de pie y la imagen alicaída y translúcida de su persona le dió escalofríos. Levantó la vista y era ella quien ahora se mantenía impávida mirando el cortejo,a las mujeres en su llanto, a su propia madre llorándole... Supo entonces que había dado con ella para despedirse,aunque solo fuese al otro lado de la calle.